PADRE E HIJO

El hombre de la camiseta roja se aferraba desesperadamente a su hijo, que llevaba una camiseta naranja.

Los dos lloraban de miedo.

Estaban rodeados por hombres malos que querían impedirles huir de la guerra.

Estaban aterrados.

El hombre quería proteger a su hijo.

Pero, ¿cómo podía hacerlo si tenía más miedo que él?

¿Hasta dónde puede llegar el miedo de un padre que no puede proteger a su hijo?

¿Cómo puede proteger a su hijo si no puede protegerse a sí mismo?

¿Cómo se puede aterrorizar a un padre hasta este punto?

¿Cómo se puede aterrorizar a un niño hasta el punto de hacer llorar a un padre que parece que se aferra a su hijo para protegerse a sí mismo?

Padre e hijo, dos niños muertos de miedo.

PUBLICIDAD SOLIDARIA

Agosto, la ciudad está casi vacía.
Las marquesinas, sin embargo, están llenas de publicidad.
Publicidad que te pone el corazón en un puño.
Da la impresión de que los niños lo tienen mal.
Muy mal.
Si ponen estos anuncios en el desierto, poca ayuda van a encontrar.
Aunque, claro, a lo mejor lo hacen por eso, para no molestar, como dijo alguien.
Es mejor esconder los problemas.
Será por eso que los exhiben, ahora que no los ve nadie.
También puede ser casualidad.
Lo más probable es que sean gratuitos y los pongan para rellenar los espacios que, de otra forma, estarían vacíos.
Si es por eso, pues muchas gracias.
Gracias en nombre de los niños que viven en la pobreza o que no reciben vacunas.

EL VALOR DE LAS IDEAS

Hace unos días asistí a una conferencia de Javier Olivares, el guionista y creador de la serie El Ministerio del Tiempo, que tanto éxito ha tenido. Fue en Avilés, dentro de las actividades de Celsius, el Festival de Literatura Fantástica, Terror y Ciencia Ficción.

El salón estaba repleto de fans totalmente entregados.

Creo que es la primera vez, que yo recuerde, que un guionista de televisión consigue tantos admiradores. Diría que es un fenómeno social.

¿Qué ha hecho este hombre para merecer este encumbramiento?

Un milagro.

El milagro de hacer las cosas bien.

Después de guionizar magníficamente la serie Isabel, ha conseguido el mayor triunfo que un guionista puede lograr: vender lo invendible.

¿Se imaginan ustedes la cantidad de veces que en una cadena de televisión habrán rechazado guiones sobre viajes en el tiempo?

Y ahí está el mérito de Olivares: haber vendido lo que nadie quería comprar.

Y de hacerlo bien.

De dar visibilidad a los guionistas de televisión.

Me parece un milagro lo que ha hecho este hombre.

Ha vendido lo invendible a gente que no quería comprar una serie sobre viajes en el tiempo. Ha sido listo. Ha aprovechado el éxito de Isabel para vender su idea; llevaba años con ella bajo el brazo y nadie la quería.

Mi mejor enhorabuena.

Por cierto, la charla fue soberbia y muy esclarecedora sobre lo que tienen que hacer los creativos para poner en marcha sus ideas.